- En Egipto, el secretario de Defensa estadounidense alaba a un presidente fundamentalista que pretende romper los acuerdos de paz con Israel.
- El presidente Obama es prisionero de su propia política, que está suponiendo el avance del integrismo de la región.
- Mientras, Israel se vuelve republicano, al brindar un gran recibimiento al candidato a la Presidencia de EEUU, Mitt Romney.
Este martes había gran expectación por la visita a Egipto del secretario de Defensa norteamericano, Leon Panetta (en la imagen), quien se reunió con el presidente islamista, Mohammed Mursi.
La conclusión más evidente que se puede extraer de dicho encuentro, es que Estados Unidos se ha rendido de manera definitiva ante los Hermanos Musulmanes, ya que, durante la citada reunión, el máximo responsable de defensa estadounidense alabó al líder islamista al considerarle como el verdadero presidente de 'todos los egipcios' y también aseguró que era el líder que más esfuerzos había hecho por la democratización del país.
Resulta sorprendente que estas palabras provengan de uno de los principales mandatarios de la Administración norteamericana, ya que durante la campaña electoral, el actual presidente egipcio y antiguo líder de los Hermanos Musulmanes, aseguró que uno de sus objetivos era el de romper los acuerdos de paz suscritos entre Israel y Egipto -los acuerdos de Camp David-, lo que afectaría claramente a la nación hebrea, que es el principal aliado de EEUU en la región.
Las palabras de Panetta revelan también un cierto temor por parte del gobierno demócrata, ya que resulta irónico que se considere a Mursi como un líder democrático, cuando sus seguidores se dedicaron a proferir amenazas contra los miembros de la campaña de su rival en la contienda electoral -perteneciente a la coalición de partidos seculares- y cuando su primera elección en el gabinete ha sido la de un primer ministro que también es islamista -algo que prometió durante la campaña que no haría-. El apoyo de EEUU a los islamistas en Egipto supone también un varapalo para las minorías del país -en especial para los cristianos coptos que suponen el 10% de la población egipcia- y para los sectores seculares del país, que temen que a medida que los Hermanos Musulmanes controlen más resortes de poder en el país, buscarán incrementar las políticas destinadas a la islamización del país más poblado de Oriente Medio.
No obstante, la posición del responsable de defensa norteamericano es previsible, ya que tanto él, como la Administración demócrata del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, son prisioneros de su propia política, que consistió en dejar caer a los regímenes seculares durante la 'primavera árabe' -como Egipto o Túnez-, que han sido sustituidos por teocracias islámicas, lo que está contribuyendo al incremento del integrismo islámico en la convulsa región. No obstante, y a pesar de estas evidentes señales, parece que el presidente norteamericano no piensa cambiar de criterio y todo apunta a que lo mismo que ha ocurrido en Egipto y Túnez, acontecerá en Siria.
Mientras tanto, el gran aliado de EEUU en Oriente Medio, Israel, parece abrazarse cada vez más al Partido Republicano, lo que se manifiesta en el extraordinario recibimiento por parte de los líderes judíos y del primer ministro Netanyahu al candidato republicano en las elecciones de noviembre, Mitt Romney, lo que parece significar que el Gobierno israelí se está empezando a cansar de las posturas que está adoptando el Gobierno de Obama en Oriente Medio, sobre todo en lo referido a Irán y al crecimiento del islamismo por la mal denominada 'primavera árabe'.
No obstante, en un esfuerzo por mantener los lazos y las apariencias con Israel y con el electorado judío estadounidense -decisivo para el Partido Demócrata en las elecciones presidenciales-, el presidente afroamericano ha enviado a su secretario de Defensa a territorio judío para que se reúna con el premier hebreo para discutir la posición común que ambos países deben adoptar con respecto a Irán en los próximos meses, no obstante, es complejo que ambos países puedan alcanzar una postura común, tal y como se encuentra la coyuntura internacional en estos días.
Gabriel López
gabriel@hispanidad.com