Escuchado en Radio Nacional de España. Los guardianes de las esencias zapatistas nos informan de otro crimen de violencia machista y a continuación, el amable locutor nos informa de que si conoce algún caso de violencia machista -la violencia feminista, como es sabido, no existe- debe llamar al siguiente teléfono. El partido de los no fumadores se enorgullece de haber dado 400 chivatazos de otros tantos establecimientos -pura perversidad- en el que no se cumple uno de los preceptos más nobles del actual Gobierno: No fumarás. La obsesión por entregar al sepulturero unos pulmones en perfecto estado de revista cunde entre los progresistas. El Gobierno ZP es puritano, y para un puritano la delación es una necesidad. En el espíritu del puritanismo está inscrito que la vida es dura, y que esos ganapanes que se toman la vida con repugnante optimismo, fresca cardería, y más preocupados por apurar la vida que por sobrevivir, más ligados la presente que preocupados por el futuro, son, antes que nada, unos lamentables inconscientes que ofenden la dignidad de los sabios, la excelsa gravedad del puritano. No deben regañados, deben ser inmovilizados. La violencia contra la mujer, o la violencia contra el hombre o la peor violencia, la violencia contra los que físicamente más débiles que la mujer, el viejo y el niño, es una manifestación de repugnante cobardía. Pero convertir a cada español en un espía de vidas ajenas puede dar lugar a muchos malentendidos. Y como los juzgados de violencia de género no distinguen entre culpables e inocentes, los malentendidos pueden dar lugar a muchas injusticias. Fumar puede provocar enfermedades -precedido por millares de satisfacciones cotidianas-, pero crear un partido, el PNF, para delatar a los infractores es mucho peor que una enfermedad: es enfermizo, es mórbido.   John Ford, que como buen católico era un católico antipuritano, realizó el mejor perfil psicológico en aquella genialidad cinematográfica que se llamó El Delator. El hombre que, por dinero, traiciona a los amigos y le entrega a los ingleses. Pero es que aquí no se es chivato por ambición, sino por obsesión. Un tipo de delator especialmente estúpido. Eulogio López eulogio@hispanidad.com