Pocas veces las instituciones, los partidos y los sindicatos se muestran unidos. Una ocasión es la consecución de unos juegos olímpicos, la otra parece ser el plan de ajuste presentado por Magna. El proyecto de la candidata a hacerse con General Motors prevé el despido de 1.300 trabajadores de Figueruelas y el traslado de la producción del Opel Corsa tres puertas a Alemania.
Las autoridades se empeñan en no entender que la eficiencia de la factoría no haya primado. Pero la Merkel es mucha Merkel y no se le pone ninguna eficiencia por medio. El presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, y el presidente del Gobierno se quedaron atrás en su día, dejaron hacer. Ahora se indignan e insisten en demostrar la eficiencia, pero los tiros van por el lado político, las subvenciones y otros beneficios económicos ofrecidos por Alemania. El plan de Magna tampoco gusta a Reino Unido, que ni siquiera puede alegar una mayor eficiencia de sus fábricas.