La venta de viviendas en España ha caído un 22,9% durante el mes de junio de 2011, lo que hace que los últimos cuatro meses hayan sido negativos, tal y como ha informado el Instituto Nacional de Estadística.
El mes pasado, el Ministerio de Fomento presentó un inventario de viviendas de obra nueva que continuaba sin venderse a finales de 2010 y los datos hablaban de cerca de 700.000 viviendas que esperaban un comprador, por lo que el ritmo de compraventa, contrarrestado con las nuevas licencias de construcción parecen mostrar un estancamiento en esas mismas cifras. Si a eso se suman las viviendas usadas que continúan sin estar habitadas, el excedente todavía podría ser mucho mayor. No hay más que ver que en junio, la mitad de las viviendas que han entrado en una operación de compraventa, son nuevas, mientras que las otras son usadas.
A esta situación se ha llegado, especialmente porque los españoles no tienen dinero para poder comprar un piso, que sigue estando en un precio muy superior al valor real de la vivienda. Y si tiene dinero, no puede afrontar la inversión ante las dificultades que se le presentan por parte de las entidades financieras. De esta manera, la burbuja inmobiliaria, más que menguar, parece que, simplemente, se mantiene. A ver a quién le explota.
Juan María Piñero
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