El arzobispo de Rabat, Vincent Landel, ha concedido una entrevista a la Agencia Veritas, que publica Zenit. Uno comprende que ciertos cargos exigen prudencia, especialmente en un país musulmán, pero, caramba, hasta para un viejo lobo del periodismo, como servidor, emponzoñado por años de trabajo, le sorprenden ciertas declaraciones. A ver si va a tener razón nuestro nunca bien loado presidente Zapatero, cuando propone la alianza de civilizaciones.
De lo primero que nos enteramos es que un cristiano no puede ser marroquí. Sólo los musulmanes tienen derecho a tal distinción. La próxima vez que vuelva a escuchar lo del racismo español de boca de un magrebí, recordaré este dato. Al parecer, en Marruecos se sigue con la vieja tradición islámica: toleramos a los cristianos siempre que sean ciudadanos de segunda división, naturalmente.
¿Y quién tiene la culpa de esto? Nos lo explica monseñor: En Europa se habla mucho de los musulmanes, pero ¿quién sabe lo que son y en lo que creen? En Francia e Italia, por ejemplo, existe mucho miedo a lo musulmán. Hay que cambiar el pensamiento. No todos los islamistas son radicales, sino que la mayoría son moderados. No existe un choque de religión, sino de incomprensión, un choque político y mediático. Si secuestran a un obispo católico en Iraq, todo el mundo habla. Pero se mezcla política y religión. También en América, por ejemplo, cuando George Bush habló de iniciar la guerra en nombre de Dios. A veces, lo que se dice contra los musulmanes, lo hacen también los cristianos y no se puede generalizar.
Eso es importante, no generalizar. Así, monseñor nos indica el camino : En Marruecos tenemos un proyecto educativo conjunto de católicos y musulmanes, de quince escuelas con doce mil alumnos musulmanes en las que se enseña el Corán y cuyo máximo responsable soy yo, un obispo católico. Allí se vive la comunión sin problemas. También tenemos centros culturales, llevados por sacerdotes o religiosos, que son utilizados por musulmanes. De esta manera, la Iglesia ayuda a los musulmanes; estamos abiertos al mundo musulmán, que nos acoge, ya que todos los católicos somos extranjeros.
Esperen un momento que creo que lo voy cogiendo. La cosa consiste en ceder colegios católicos para los musulmanes, más que nada para hemanarnos con ellos. En dichos colegios se les enseña el Corán, más que nada para demostrar a los musulmanes que los cristianos, después de todo, somos buena gente. Gente tan sensata que enseñamos el Corán, base de nuestra fe católica. Todo sea por la comunión entre ambos credos.
Y no crean, a los españoles no nos extraña nada la medida. Con decirles que, gracias al gran estratega de la Alianza de Civilizaciones, el señor Zapatero, vamos a dedicar nuestros impuestos a enseñar el Corán, aquí en España, a los musulmanes, pues ya está todo dicho. Porque, claro, aquí, los musulmanes no son extranjeros. En Marruecos, los católicos sí lo son, pero ellos no tienen problemas de acercamiento de culturas.
Aunque lo verdaderamente mollar llega ahora. El periodista pegunta a monseñor cómo viven los cristianos en Marruecos, y la respuesta no puede ser más bonancible. El mismísimo Moratinos lo habría firmado : Somos treinta mil cristianos, entre ellos cuarenta sacerdotes y 150 religiosos, todos extranjeros, ya que un marroquí no puede ser cristiano, porque el Islam es la religión del Estado. Pero tenemos las iglesias abiertas y podemos reunirnos sin problemas, a condición de no hacer proselitismo. Podemos vivir felices y libremente nuestra fe.
No sé si lo cogen: puedes vivir, libre y feliz, siempre que no se te ocurra evangelizar. Es más, mientras te dediques a enseñar el Corán, los muchachos de su Majestad Mohamed VI, un amigo de España, no te molestarán lo más mínimo.
O sea, como el viejo chiste de la Guerra Fría:
Hablan un norteamericano y un soviético.
El primero dice:
- En mi país hay libertad. Yo puedo ir delante de la Casa Blanca y gritar: ¡Muera el presidente Kennedy!, y no me pasa nada.
- En el mío, la liberta aún es mayor. Yo puedo ir delante del Kremlin y gritar: ¡Muera el presidente Kennedy!, y no me pasa nada.
Claro que a lo mejor no es que nos estemos volviendo medio lelos. A lo mejor, es lo que dice el obispo de Rabat: Es lo que todos los islámicos creen, mientras que los europeos no creen. A lo mejor, va a ser eso.
Ahora comprendo por qué dicen que no hay conversiones. Lo que viene a recordar el otro chiste, el que se contaba en la Polonia controlada por los soviéticos:
- ¿Los rusos son nuestros amigos o nuestros hermanos?
- Por supuesto, responde su interlocutor- son más que amigos, son hermanos.
- ¿Y por qué?
- Porque los amigos los elige uno.
Y todo esto es bello e instructivo. Quiero que sepan, todos ustedes, que por el momento no pienso hacerme musulmán. Sé que me iría genial a ambos lados del Estrecho pero qué quieren, por el momento, con la alianza de civilizaciones ya tengo bastante. Es decir, por el momento, me conformo con hacer el gilipolllas, para lo que debo apuntarme, sin tardanza, a la alianza de civilizaciones para poder ser libre y feliz, como Zapatero, quien, ni jarto vino, viviría en Marruecos.
Eulogio López