Sr. Director:

Ante los embarazos imprevistos se recurre con llamativa frecuencia al aborto, tratando de encajar la situación en alguno de los supuestos legales. Es conocido el poco rigor con que se aplica la ley en este punto, dejando que se cuelen multitud de supuestos que, con una aplicación estricta, no serían admisibles. De ello se derivan las escandalosas cifras de abortos (85.000 en 2004) y un sinfín de tragedias en las mujeres que se han visto abocadas a esa traumática decisión.

Sorprende que los poderes públicos no faciliten soluciones para esos embarazos imprevistos. Lo fácil es mirar para otro lado y dejar que los supuestos de despenalización del aborto se conviertan, de hecho, en una coladera. Pero eso no aporta soluciones sino que genera nuevos problemas.

En España las parejas que desean adoptar un bebé se ven obligadas a esperar una media de siete años. La causa, aparte de los trámites de rigor, hay que buscarla en la ausencia de niños dados en adopción. Es triste decirlo pero nuestra sociedad facilita más el aborto que la adopción. En España es más fácil abortar que adoptar. Si cada vez que una mujer se plantea la posibilidad de hacer fracasar su embarazo se le ofreciese la posibilidad de continuarlo y dar a su hijo en adopción, se salvarían miles de vidas de niños y se evitarían miles de secuelas en las madres.

Juan Gaisse Fariña

jgaisse@rgabogados.com