Los catalanistas de todos los partidos están desatados ante la inminencia de un fallo del Constitucional sobre el Estatut. El fallo estaba ya redactado en agosto, pero la vicepresidenta De la Vega optó por retrasarlo para tratar de lograr una nueva redacción que salvara el nuevo modelo de financiación autonómica pactado en el último minuto con extorsión de ERC incluida.
Desde ERC, Carod Rovira ha tensado la cuerda con ese amago de manifestación preventiva al fallo del Estatut. Pero no es un problema exclusivo de ERC. La locura no conoce siglas. También Ernest Maragall ha llegado a proponer una coalición de ERC-PSOE al margen del Constitucional. Consideran que el Alto Tribunal es un muro de contención del españolismo más rancio y que si ahora es el Constitucional quien deja limpio como una patena el Estatut no lo piensan obedecer. No sólo eso, sino que llama al PSOE a la insurrección.
Desde el PSOE, Eduardo Madina ya ha advertido que las sentencias están para acatarlas. Pero ese el discurso oficial. Al final ocurrirá como con la Ley de Educación. Da igual estar fuera de la ley mientras te apoye un PSC que supone el núcleo vertebral del apoyo al socialismo español.