El triunfo electoral de los socialistas del 14-M evitó una importantísima operación en el sector energético. La Empresa Nacional del Gas (ENAGAS), convencida de que las infraestructuras energéticas deben estar en sus manos y no en las de las compañías privadas, lanzó un órdago para hacerse con las plantas regasificadoras (Cartagena y Barcelona, más tres en construcción: Bilbao, Sagunto y Ferrol).
Lo bueno es que el Gobierno del Partido Popular veía con buenos ojos esta operación. A las compañías eléctricas involucradas en las plantas regasificadoras les salvó la campana.