El nombramiento del primer ministro portugués, José Manuel Durao Barroso, como presidente de la Comisión Europa, ha tenido un desarrollo extra en la ratificación del español Javier Solana como responsable de Seguridad y Relaciones Exteriores de la Unión, el cargo conocido como Mister PESC. Pero, naturalmente, las ambiciones de Solana van mucho más allá. Solana quería ser presidente de la Comisión, pero nuestros amigos franceses y alemanes, así como los ingleses de Tony Blair, interpusieron el veto.

Ahora bien, el Gobierno Zapatero no ha salido totalmente derrotado del envite. Así, y si hemos de hacer caso a los propios voceros monclovitas, Zapatero ha pactado con sus socios europeos que Javier Solana se convertirá en el primer ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Europea en 2007, cuando entre en vigor la Constitución de la UE y cuando, en consecuencia, el ministro de Exteriores sea, en verdad, el canciller y el jefe de la diplomacia europea ante el mundo.

Así que Solana será realmente el responsable de la diplomacia continental, siempre que se cumplan dos condiciones: que los europeos aprueben la Constitución y que los actuales socios de Zapatero cumplan su palabra. Algunos dudan de lo primero, otros de lo segundo, y los hay quienes dudan de ambas cosas.