Como si se tratara de un gran descubrimiento, en la city madrileña se repite lo que vocean desde el Santander Central Hispano: que la solución al conflicto de Cepsa estaría en que SCH vendiera su participación a un conjunto de cajas de ahorros. Esto demuestra que las cajas siguen siendo los mejores accionistas de referencia de un grupo industrial. Ahora bien, dejando a un lado el hecho de que las cajas son pequeñas pero no tontas, y saben que la OPA del SCH encareció la acción, la venta no es posible porque la petrolera francesa Total no sólo pretende vencer al SCH, sino también pasar a controlar la gestión de Cepsa, que ahora mismo no controla.

 

En definitiva, Emilio Botín, tras fracasar con una OPA que sólo pretendía provocar una contraOPA francesa (es decir, compraba algo para venderlo todo) pretende ahora, con el artificio de las cajas de ahorros, cederle Cepsa, de forma definitiva, a la cuarta petrolera del mundo.

 

Mientras, el Gobierno socialista ha asumido las tesis que ya defendiera Rodrigo Rato: el Estado defenderá a la primera petrolera, pero no a la segunda.