Lo demuestran sus resultados de los nueve primeros meses del año, en los que el beneficio se incrementó un 9% hasta los 120 millones de euros. De ese resultado, 50 millones de euros corresponden a la aportación de Repsol. Por sí sola, la construcción es un lastre para Sacyr, cuya cifra de negocio cayó un 16,3% hasta los 3.033 millones de euros por el descenso del negocio constructor e inmobiliario. La facturación del área de construcción del grupo alcanzó los 1.945,4 millones de euros, el 9,8 % menos, debido al mal comportamiento del mercado doméstico, y pese a la buena evolución del área internacional.
Es así comprensible que Sacyr no quiera deshacerse de toda su participación en Repsol. En lugar de esto, la constructora analiza varias alternativas para refinanciar antes del 21 de diciembre el préstamo con el que adquirió las acciones de Repsol. En principio, para este préstamo las propias acciones servían de aval, pero posteriormente las tres filiales (Testa, Vallehermoso y Valoriza) se convirtieron en garantía adicional de las acciones de Repsol.
En todo caso, Sacyr tiene en cuenta que tarde o temprano debe reducir su deuda. Lo hizo ligeramente entre enero y septiembre, cuando la rebajó un 1,66%, pero esta continúa por encima de los 12.000 millones de euros.
Mariano Tomás
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