No es que haya una operación charnego, es que quienes dirigen actualmente el PSC son Josep Montilla y Manuela de Madre. Y los socialistas liberales, autóctonos, catalanes pata negra no están especialmente satisfechos de que un arribista controle su partido. Así que esperan agazapados el fracaso electoral de Montilla para echársele al cuello.
El déficit comunicacional de Montilla, la convocatoria electoral en un puente vacacional y el desastre del tripartito juegan en contra de Montilla. A cambio, a los catalanes les gusta votar en Cataluña lo mismo que gobierna en Madrid. Piensan que con un buen nivel de interlocución podrán arañar mejor. En todo caso, no compensan los elementos negativos y probablemente Montilla consiga más votos, pero CiU más escaños. Por eso Durán se permite afirmar que Zapatero querrá saber quién es su interlocutor en la Generalitat antes de traspasar el Prat.
De esta manera se cumplirá el pacto Zapatero-Mas del que hemos informado : Zapatero apoya a CiU en el regreso a Sant Jaime y a cambio, le da entrada en el gobierno de la nación. Para eso, Mas deberá de hacer el pino puente. Si los números dan, buscará el apoyo de investidura del PP; si no dan, se echará en manos de ERC para después acogotarla. En último extremo, planteará un acuerdo con el PSC. Poco factible. En primer lugar porque Montilla no ha nacido para ser segundón de Mas; y en segundo lugar porque el PSC es un partido grande y habría que repartir demasiado.
En todo caso, el gran perdedor será Montilla, que por supuesto se revela ante la estrategia de abandono de quien, de momento, sigue siendo su jefe en el Ejecutivo. Pero haberla, hayla. Y el margen de maniobra del cordobés, es más bien escaso. Así que se prevé una guerra civil entre el PSC charnego y el PSC catalanista. Porque obviamente, los autóctonos le harán pagar a Montilla su fracaso electoral. Menudos son.