Este sistema ha llevado al esperpento de que Chaves y Montilla hayan usado traductores para entenderse.
En medio de la crisis, el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, no ha dudado en alabar el uso del sistema de traducción que se utiliza en el Senado para que todos los miembros puedan utilizar una de las lenguas oficiales del Estado. Según él, el reconocimiento la diversidad nos hace más fuertes como sociedad.
Este sistema, al que se destina el 1% del presupuesto comunitario, ha servido para ver escenas tan esperpénticas como las comparecencias del ex presidente de la Generalitat, José Montilla, cordobés, hablando en catalán al ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, ceutí, y utilizando el servicio de traducción del catalán al español (que cuesta 163 euros al minuto), y del español al catalán (qué necesidad habrá cuando todos lo entienden).
Es verdad que es una ocasión para reconocer la diversidad y que hacerlo nos hace más fuertes como sociedad, pero gastando una millonada en momentos donde se están recortando gastos por cualquier lado, parece más bien una grosería. Y es que cada pleno del Senado costará 12.000 euros en traducciones, casi nada. Y ya saben quién va a pagar ese gasto.
Juan María Piñero
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