Sr. Director:
El espectáculo de los pinganillos en el Senado español es único en toda Europa.

 

Por ejemplo, en el Parlamento de Francia se debate en lengua francesa sin costosos sistemas de traducción al catalán, vascuence o bretón.

Los diputados de Italia utilizan la lengua que entienden todos, el italiano, incluidos los que hablan sardo y corso. Y en la Cámara de los Comunes del Reino Unido se utiliza el inglés sin necesidad de pinganillos en galés, irlandés o escocés. Allí donde existe un idioma oficial entendido por todos, lo lógico para ahorrar costes y por sentido práctico es utilizar esa lengua de entendimiento.

El show del Senado de ponerse y quitarse los pinganillos cada dos por tres es un teatro absurdo, innecesario y costoso que no se da en ningún otro país de nuestro entorno. 

Juan Lozano Oliva