Este es el resumen de la conferencia pronunciada, en la noche del martes 25, en el Club Siglo XXII por Josep Borrell. El candidato socialista a las elecciones europeas estuvo arropado por el ministro de Industria, José Montilla, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, el secretario general del PSOE, José Blanco, y el presidente de la Comunidad de Aragón, Marcelino Iglesias. Presentaba el acto el Rector de la Universidad de Alcalá de Henares, Virgilio Zapatero, quien elogió "la capacidad de comunicación y la elocuencia en el uso de la palabra" de Josep Borrell.

 

El candidato socialista comenzó su conferencia con autoincienso: "El 12 de junio de 1985 fue un Gobierno socialista quien firmó el Tratado de Adhesión a las entonces comunidades europeas". Desde entonces, el balance para Borrell ha sido positivo en términos de fondos transferidos y de integración en un proyecto común de naciones "sabedoras de que individualmente no tienen nada que hacer en el mundo". Esta fortaleza ratificada con la moneda única es la que ha permitido, según Borrell, que la salida de España de Iraq no haya sido traumática para nuestro país. "De haber seguido con las monedas nacionales, la retirada habría sido imposible porque se habría producido una reacción durísima contra la peseta", concluyó.

 

En su opinión, Europa se encuentra ante el gran reto de decidir su futuro. Según Borrell, la Unión Europea (UE) podría jugar a ser una especie de Suiza hiperatrofiada, "una especie de Atenas de Washington", una gran zona de libre cambio sin pretender ser nada en el mundo. Es lo que califica como "visión atlantista", la que, a su juicio, mantienen Aznar y en menor medida Berlusconi, "que, por cierto, nada tienen que ver con lo planteado por los fundadores europeos, todos democristianos".

 

Por contra, Borrell apuesta por una Europa que aborde la cohesión social y que "pese" en el mundo. A su juicio, tenemos elementos objetivos suficientes para aspirar a tal posición: tenemos conjuntamente más potencia militar, una economía más equilibrada y una zona de mayor avance social. Por contra, en su análisis, Estados Unidos tiene una "arquitectura productiva" incompleta, un importante déficit comercial y desequilibrio fiscal equivalente a un 5% del PIB, un ejército que cuesta 60.000 millones de dólares anuales y la mitad de sus tropas desplazadas en Oriente Próximo sin haber sido capaces de pacificar la zona.

 

Sin embargo, según Borrell, Europa parece haber renunciado a su papel en el mundo: "Pagamos el 50% de los gastos de la Autoridad Palestina, el 60% de los costes de la reconstrucción de los Balcanes y terminamos lavando los platos donde otros ponen la cocina". A su juicio, la UE debe de estar dispuesta a convertirse en un actor global de la vida política: enfrentarse al reto medioambiental, a la construcción de un ejército comunitario, a la construcción del Tribunal Penal Internacional, etc. "Otros, sin embargo, prefieren liberalizar y considerar la seguridad como subsidiaria de Estados Unidos", señaló.