Asimismo, su reforma laboral quiere romper con los convenios generales y acabar con la ultra actividad. Sin embargo, no tocará los salarios bajos -que son muy bajos en España- ni la cuotas. La única bonificación fiscal será para las pymes con una bajada de cinco puntos en el impuesto de sucesiones

La representación tocaba hoy, miércoles 30 de noviembre. Rajoy con los secretarios generales de UGT, Cándido Méndez, y de CCOO, Fernández Toxo, y con el presidente de la patronal CEOE, Juan Rosell. Pero se trataba de eso, de una representación. El presidente del PP quiere una reforma laboral pactada para el 6 de enero; si no, el Gobierno regulará el mercado laboral por decreto.

No parece posible que ello sea posible con dos sindicatos enrocados en el mantenimiento de su poder y con una CEOE dividida. Por tanto, las entrevistas del miércoles parecen un paripé para que el futuro Ejecutivo tenga que decir aquello de: señores, no hay otro remedio.

Por otra parte, las cifras de paro conocidas en este mismo día caminan en la misma dirección. Toda Europa ha sufrido la crisis, pero España se lleva la palma de oro del desempleo.

En resumen, sin tener aún ministro de Trabajo ni equipo económico, Rajoy tiene claro por dónde irá su reforma laboral. En primer lugar, reducir el número de contratos y encontrar el contrato indefinido con 20 días de indemnización por despido con un límite. Y si no, con una indemnización creciente hasta superar un límite máximo. Es lo que se llama despido subjetivo: libre pero con indemnización.

Más importante: no tocará las cuotas sociales, porque está convencido de que no tiene margen. Es decir, como ya hemos dicho, subirá el IVA pero seguirá cobrando unas cuotas sociales que alcanzan el 35% del salario, una verdadera barbaridad que desalienta la creación de empleo.

Tampoco subirá los salarios bajos en España ni el SMI, hoy en 641 euros. En esas condiciones lo lógico es que los sindicatos se opongan con la rotundidad de una huelga general, aunque no se sienten con fuerzas para organizarla.

Rajoy también se enfrenta a la supresión de la ultra actividad, o renovación inmediata de los convenios, así como la supresión de los convenios generales en beneficio de los acuerdos de empresa, aunque esto último, en lo que hace hincapié la CEOE, no lo considera tan relevante.

¿Bonificaciones fiscales al empleo? Sólo la prometida, y no concretada, reducción de impuestos de sociedades a las pymes, previsiblemente en cinco puntos.

Una reforma laboral muy dura con los trabajadores, aceptable en todos sus puntos si fuera acompañado con una subida salarial fuerte para los salarios muy bajos, algo que el Gobierno sí puede implementar subiendo el salario mínimo interprofesional

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com