Cándido Méndez reconocía este jueves que las medidas de Zapatero habían desequilibrado el diálogo social. Así que la estrategia para buscar el equilibrio es la siguiente: colocar una espada de Damocles justo después de que finalice el plazo para la reforma, el 30 de junio. El paro general de funcionarios convocado para el 2 de junio es un comodín. Si la reforma es light como pretenden los sindicatos, el paro será light. Pero si la reforma es impuesta por los mercados -como parece- los sindicatos juegan a reconvertirla en una huelga general. Ese es el juego. Por eso las centrales sindicales mantienen esa permanente ambigüedad de firmeza, pero responsabilidad.
¿Temen que la reforma venga impuesta por las exigencias de los mercados? No tememos un decretazo, fue la respuesta de Toxo. Pero tampoco reconocen que habrá un segundo paquete vía ingresos. O sea que tampoco significa mucho.
Andrés Velázquez
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