Gracias a la debilidad parlamentaria de los socialistas La debilidad parlamentaria del PSOE es palpable. Ellos hacen de la necesidad, virtud, y afirman que hacen esfuerzos de consenso con todo el mundo y que es el mandato de los ciudadanos. Pero en el tema de la reforma laboral ha sido más claro. Resulta que Corbacho da un puñetazo encima de la mesa y urge las reformas sí o sí. Sin el apoyo de los agentes sociales, aunque sin el rechazo. Es la gama de grisis de la que habla Octavio Granado.
Cuando llega a la Cámara, se le obliga a tramitar como proyecto de ley. Y eso significa que puede haber modificaciones. Y eso significa que las modificaciones se realizarán en el Congreso de los Diputados, no en la mesa de diálogo social. Desde la Unión Sindial Obrera, se felicitan de que el Congreso vaya a corregir la chapuza del decreto. Puede ser la muerte del diálogo social. Un diálogo que se basaba y se basa en que los sindicatos tienen la sartén por el mango y el mango también. Porque ocurre por aquello de la retroactividad, que no hay acuerdo, que me quiten lo bailao y virgencita, que me quede como estoy. Así que los sindicatos no piensan dar un solo paso que les perjudique, porque saben que están protegidos en su status quo. Y el Gobierno les avala. Pero el Congreso no. Así que puede ser el comienzo del fin.
Cuando llega a la Cámara, se le obliga a tramitar como proyecto de ley. Y eso significa que puede haber modificaciones. Y eso significa que las modificaciones se realizarán en el Congreso de los Diputados, no en la mesa de diálogo social. Desde la Unión Sindial Obrera, se felicitan de que el Congreso vaya a corregir la chapuza del decreto. Puede ser la muerte del diálogo social. Un diálogo que se basaba y se basa en que los sindicatos tienen la sartén por el mango y el mango también. Porque ocurre por aquello de la retroactividad, que no hay acuerdo, que me quiten lo bailao y virgencita, que me quede como estoy. Así que los sindicatos no piensan dar un solo paso que les perjudique, porque saben que están protegidos en su status quo. Y el Gobierno les avala. Pero el Congreso no. Así que puede ser el comienzo del fin.