Sr. Director:
A las cosas hay que llamarlas por su nombre para que todo concuerde y no se produzcan incoherencias. El AVE ha dejado de llamarse así para pasar a denominarse AV. Es ocioso recordar que me refiero a un tren y no a una gallina griposa. Se han comido la E de España sin invitar a nadie a la merienda o quizá se la han trapiñado a hurtadillas invitando sólo a unos pocos.
La consecuencia es clara. No es lo mismo pronunciar en una conversación ave que decir av, como si te estuvieras atragantando, por lo tanto se hace necesario recalcar alta velocidad con todas sus letras. Nuestro trascendental Presidente, gran amigo de las frases con enjundia metafórica ha declarado que La alta velocidad favorece la cohesión territorial. ¿De dónde vienes?, - Chorizos traigo.
Hay que hablar con propiedad y dejarse de zarandajas filosófico-sublimes que llevan a la confusión total de términos e intenciones. Una nueva perla para la posteridad. Aparte de la presidencial costumbre de reinventar significados nuevos a las palabras, no es lo mismo manifestar El tren de alta velocidad favorece la cohesión territorial que La alta velocidad favorece la cohesión territorial.
Está claro. El AVE que conocemos todos los españoles sin complejos y que no precisa de especificaciones sobre su condición ferroviaria, lo que propicia es el transporte y la comunicación .La alta velocidad, a secas, que te rompas la cabeza en una curva y, lo que es peor , que se la rompas al prójimo. La cohesión territorial la debe promover el Gobierno, no un tren. Así nos va.
Conchita Rivero Sánchez-Guardamino
rszg@hotmail.com