Según la agencia Infomadrid, a las 17,00 horas del próximo sábado, 26 de julio, el Monasterio de la Encarnación abrirá sus puertas a los numerosos fieles que acuden cada año, con motivo de la fiesta de San Pantaleón, para venerar las reliquias del Santo. Así, desde las 17,00 horas quedará expuesta a la devoción popular la ampolla con la sangre del santo, que aparece licuada en el día de su fiesta.

A las 19,00 horas se celebrará una Eucaristía, mientras que cada media hora se dará a besar a los fieles una reliquia de un hueso del santo que se guarda en el convento.

El domingo, 27 de julio, festividad de San Pantaleón, las puertas del templo del Monasterio de la Encarnación se abrirán desde las 08,30 de la mañana hasta las 14,00 horas y desde las 17,00 hasta las 22,00 horas. Durante la jornada, se celebrará la Santa Misa a las 8,30, 10,30 y 12,00 horas, y a las 19,00 horas.

San Pantaleón nació en Nicomedia, antigua capital de Bitinia en Asia Menor, en el siglo III de nuestra era. Aprendió la medicina y llegó a ser nombrado médico en la corte del emperador Maximiano.

Comenzó a descubrir el contenido y la belleza de la fe y moral cristianas. Pantaleón se sintió atraído por el ejemplo y la doctrina del presbítero Hermolao. Al comprobar algunas curaciones prodigiosas que hizo invocando a Jesucristo, él mismo y su padre se convirtieron al cristianismo y se hicieron bautizar. A la muerte de su padre, tras distribuir sus bienes entre los que trabajaban en su casa y entre los pobres, se dedicó a ejercer la medicina gratuitamente, lo que suscitó la envidia y el resentimiento de otros colegas que lo denunciaron por ser cristiano ante el emperador Maximiano, quien lo acusó de hacer "magia".

Primero le pidió la "apostasía" de la fe cristiana, a lo que el santo se negó confesando su fe en Jesucristo como el único Salvador. Después lo mandó torturar con diversos tormentos, para alejarlo de la fe. El emperador, al saber que san Pantaleón había sido convertido por el sacerdote Hermolao, lo hizo preso para ver si apostatando uno apostataba también el otro. Hermolao se resistió y permaneció fiel, lo mismo que dos compañeros que le habían acompañado, Hermipo y Hermócrates, y que fueron decapitados como también a continuación san Pantaleón.

San Pantaleón murió dando testimonio de su fe, junto a Hermolao y esos otros dos compañeros, el día 27 de Julio del año 305, durante la última persecución de Diocleciano (284-305).