El hombre va en búsqueda de la felicidad aún en situaciones adversas; y si valorara la importancia que eso supone, lógicamente la encontrará.
En momentos contradictorios y difíciles, debe prevalecer la reflexión para no quedar en esa situación permanentemente de "tejas abajo", puesto que a la persona le serviría para refugiarse de un estado comprensible, por ser lamentable, de inseguridad y fracaso.
Las lamentaciones ante las dificultades no conducen nunca a buen puerto, aunque la realidad se haga palpable.
Si encontramos esas páginas de la vida, al volver la hoja, nos darán motivos suficientes y serios; motivos de peso para acogernos a ella por lo que sería bueno repasar esas páginas.
La felicidad no se fundamenta en la improvisación y, aún menos, en poseerlo todo; en caso contrario, podría encontrarse con renuncia, ilusión y esfuerzo.
El conocimiento nace de la limitación del ser humano ante la adversidad. No estimular la voluntad para enfrentarse a ello, sería una pérdida muy lamentable.
Dejando pasar los días con recelo.
No confiando en los demás ni en uno mismo.
Alimentando inseguridad.
Dejándonos llevar por cauces que desborden todo pensamiento noble, lleno de ilusión... estaríamos perdidos.
Hay que motivar la imaginación porque cada renuncia tiene un "premio".
La madurez y el criterio se consiguen pronunciando muchos "NO".
El hombre es irrepetible, por eso la autonomía que adquiere al ser persona le otorga la potestad de su libre albedrío; pero necesita de un entorno que favorezca el pensamiento y la reflexión, en el que se pueda vivir la felicidad propia y colectiva.
¿Cuántas veces el obstáculo de la felicidad empieza por pequeñas cosas?
Temas que enturbian la mente, que anulan razones importantes y trascendentes, que conducen a temas opinables fuera de toda lógica.
La falta de análisis y sensatez derivan a la improvisación y al azar. Ahí se tropieza con el reverso de la felicidad.
A veces se la bautiza con el apelativo de progreso. Algunos pensamientos lo serán. Otros llevan al hombre al pozo más hondo. Si admite un único pensamiento que por su gran difusión llegue a ser el eje de tantas vidas, será difícil sacarlo del hoyo, mas debemos confiar en una solución efectiva ahogando el mal con abundancia de bien.
Volvemos a abrir la página de la vida. Al pasar la página, encontraremos el acicate que da respaldo a la esperanza; que apuesta por la seguridad y que busca solución para la confusión.
El resto del trabajo está en tu mano. Es decisión personal.
No siempre el "NO" produce hastío y tristeza:
Disfrutar de las cosas bellas; la oportunidad de ver el amanecer; la claridad del sol; la visión maravillosa del comienzo de una jornada; surge la actividad; los pequeños empiezan con la disciplina de ir al colegio; los jóvenes a la Universidad; la mayoría a sus trabajos; autobuses llenos de esfuerzo, coches repletos de personas ilusionadas por desarrollar sus talentos.
Motivo suficiente para apreciar el valor del trabajo bien hecho.
Todo este movimiento que surge del desarrollo personal, es consecuencia de un mundo creado por Dios; razón segura de que Él da al hombre la libertad para que con capacidad y esfuerzo se convierta en el motor del progreso en pos de la consecución del bien.
Dejando correr la imaginación nos toparemos con la felicidad, que aunque a veces tiene sus raíces en forma de cruz, se convertirá en la alegría que queremos tener para transmitírsela a los demás.
Hace unos días recogí una frase que quería anotar: "Habría que vaciar las ideologías de las aulas y su entorno, y llenarlas de pensamiento, de sabiduría, y alegría". Sería una razón y una buena aliada.
Consecuencia de que la alegría y la felicidad se pueden hermanar por una buena finalidad.
Inés Robledo Aguirre
irobledoa@gmail.com