Con la entrada de España en la alianza para apoyar a los rebeldes en Libia, Zapatero tuvo que esconder definitivamente en el trastero la pancarta del "No a la guerra". El presidente, con una imagen internacional casi tan desastrosa como la nacional, necesitaba un golpe de efecto.
El precio ha sido un conflicto que se esperaba rápido pero para el que la ministra de Defensa tendrá que pedir el martes una prórroga de dos meses. Los rebeldes no han logrado el éxito y Gadafi continúa en el poder. Los bombardeos causan muertos en ambos lados, algo que el Gobierno Zapatero no quiere asumir.
Por eso, en los días previos a la solicitud de prórroga ante el Congreso, el portavoz del Gobierno ha aplicado una dosis de maquillaje. Rubalcaba insistió este viernes en que la ONU podría necesitar escolta para hacer llegar ayuda humanitaria a Libia, para lo que España muestra toda su disposición. Aunque todo el apoyo militar continuará siendo de tipo aéreo o naval, ya que las resoluciones de la ONU no autorizan a pisar suelo Libio. La otra cuestión es cómo va a lograr Naciones Unidas la ayuda si es precisamente en tierra y no en el mar o en el aire donde existen los problemas.
Mariano Tomás
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