En anteriores ediciones les explicábamos la inquietud del Consejo de Vocento ante la gestión de su consejero delegado, José Manuel Vargas. Al consejero delegado de Vocento se le acaba el tiempo. El Consejo los cuatro dueños de la compañía, Ybarra, Luca de Tena, Bergareche y Urrutia- le sacó los colores con su plan de negocio que preveía pérdidas recurrentes para ABC por valor de 15 millones de euros. Sin posibilidad de recurrir a la enajenación de activos no corrientes (participación en Telecinco, sede de la compañía) y con la acción catatónica en la cuarta parte del valor de salida a Bolsa, a José Manuel Vargas le queda poco recorrido.
Por eso ha adoptado una estrategia ya conocida y que le dio réditos el pasado año, o al menos le permitió seguir aferrado al sillón: infartar el corazón de la compañía, ABC, lo único con lo que nadie sabe qué hacer o, en todo, caso, sobre lo que el Consejo no se pone de acuerdo para fijar un rumbo. Con tal fin ha vuelto a contratar los servicios del Despacho Garrigues para que diseñen el plan con el que dar el pego al Consejo, y dejar que sigan unos contra otros: un incendio controlado (por él, eso cree) en ABC, con nuevos recortes laborales, sucesión de empresas para cambiar el convenio colectivo del diario monárquico y abaratar sueldos y mucha sinergia con Internet.
Así volverá la tensión social, el Consejo se asustará otra vez y habrá ganado tiempo en una huida que, en el mejor de los casos, es hacia adelante.