Pero como son las compañías las propietarias de las redes, tanto fijas como móviles, el follón es inevitable. Así, en Internet, hemos ido superponiendo y complicando el proceso de comunicación, y ahora tenemos gobiernos que hacen leyes, reguladores que imponen normas de funcionamiento a las telecos que invierten en redes, servidores que realquilan esas redes, emisores de contenidos y operadores que copian y ordenan dichos contenidos para que puedan ser encontrados: un follón.
Julio Linares consejero delegado de Telefónica, ha aprovechado su presencia en la Menéndez Pelayo para hacer una descripción de la situación. En la página 16 se puede comprobar cómo los costes van por detrás de los ingresos y éstos del tráfico. Es cierto, una vez que se ha optado por redes privadas, el modelo se agota: ninguna operadora querrá seguir invirtiendo en redes.
La primera propuesta es, desde luego, la vuelta a las infraestructuras públicas. Parece difícil, así que, si aceptamos el actual estado de costos, la única posibilidad es cobrar por contenido: tantos megas gastes tanto pagas. Ni que decir tiene que esto puede ser terrible para los google, pero es lo que hay. Cualquier otro camino intermedio no será sin olvidar la actual situación que ya está bastante liada. Recuerden que en Estados Unidos opera una tarifa plana total, mientras que las tarifas planas europeas para Internet móvil son menos planas: cantidad fija pero con extras o consiguiente reducción de publicidad.
Como siempre el camino más sencillo es el mejor: tanto gastas, tanto pagas. Como en la luz, el agua, el gas o cualquier otra utilities.
El problema para aplicar la solución más sencilla es que Internet es mundial y el acuerdo también debe serlo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com