Sr. Director:

27 de febrero: Cuatro mujeres muertas en un mismo día. En tres de los casos había una orden de alejamiento de por medio, dicho sea de paso en un caso la orden era para la mujer. En 2 casos ellos se intentaron suicidar, uno lo consiguió. Escucho entonces las declaraciones de la directora del observatorio contra la violencia doméstica, Monserrat Comas: La ley contra la "violencia de género" es un buen instrumento pero de escasa efectividad. Entonces, pienso, si no es efectiva no es un buen instrumento. Hay algo que no cuadra.

Desde su aprobación hace casi tres años nos han machacado con que era la solución largamente esperada (el maná que caerá del cielo) para acabar la "lacra" de la violencia contra las mujeres. Pues no, año tras año las muertes aumentaron y este año apunta ser el peor de todos. Las asociaciones feministas se llenaron la boca con la entonces nueva ley y el Ministro Caldera y la Vicepresidenta De la Vega todavía sostienen que le faltan retoques. Total que ni unos ni otros se creen sus mentiras.

La ley no es preventiva como se nos ha hecho creer sino punitiva, es decir no evita la comisión del delito sino que castiga con penas más duras el delito en cuestión. Está claro que en el momento en que realiza el acto violento, el agresor no se detiene a pensar si la pena que se le va a imponer por el delito que está cometiendo es  de 9 meses de cárcel o 5 años. En ese instante no hay razonamiento posible.

Mi padre solía decirme: La ley está hecha para los que las cumplen

Es ridículo entonces pensar que con una buena ley y un enorme despliegue publicitario se va a prevenir el delito. Un acto de humildad sería reconocer que el camino seguido hasta ahora ha sido equivocado. Habrá que replantearse toda la estrategia y empezar de nuevo. ¡Pero ya!

Jacinta Galindo

jacintagalindo@gmail.com