Paseando he visto últimamente a gente recogiendo comida de los contenedores de residuos orgánicos, lo que es lo mismo, recoger alimento de la basura.
Y cada día se ve más gente así. Pero en vez de ayudar, he seguido mi camino. Me he contestado a la pregunta de ¿qué podía hacer yo, con la repuesta… ¡nada! Tal vez así dejaba descansar a mi conciencia. Y ahí se me ha caído uno de los iconos de mi propia persona, es decir, ¡jamás decir que no se puede hacer nada!
Parece que no queremos mirar más allá de lo que nos dicen, y pensar que en nuestra sociedad esto no puede pasar, que aquí no hay pobres, que no hay personas que pasan hambre. Eso queda en la imagen de otros tiempos y no en estos que vivimos, pues somos una sociedad demasiado avanzada para esto. Pues bien, sí que existe la pobreza en nuestras ciudades, y cada día más, el bienestar se está cayendo como una torre de naipes, y sin embargo, aún miramos a otro lado. Nuestro convencimiento es que solo existe fuera ese llamado tercer mundo, pero ¿han visto el cuarto mundo que hemos creado Han visto como personas que antes estaban a su lado, riendo, caminando, felices, ahora ya no están.
Están buscando donde poder vivir el día a día, con la esperanza de que esto acabe. Las penurias de la vida llegan demasiadamente veces abofeteando a nuestros vecinos e incluso a nosotros. Pero eso no se le puede decir a quienes gobiernan en nuestras ciudades, pues no han pasado por ellas. Saben que mañana responderán a sus necesidades, que dispondrán de suficiente bienestar como para preocuparse de los ciudadanos, eso queda para las promesas de tiempos venideros, donde el voto sea necesario.
Parece ser que con solo apoyar la beneficencia, todo está salvado, de esta forma dicen están ayudando al ciudadano. Mala ayuda dan, pero por lo visto les parece suficiente. Dicen que lo aprendido pertenece a lo vivido, y es verdad, alguien que no sabe lo que es pasar penurias, ni necesidades; que no ha visto como después de muchos años de sacrificio ahora ya no se tiene nada. Perdiendo todo lo que tanto años ha costado ganar, que no han sabido lo que es perder tu piso por no poder pagar, ni que tus hijos no puedan tener cubiertas sus necesidades; jamás sabrá responder, pues sus necesidades están cubiertas.
Ojalá jamás nadie deba de seguir sufriendo, ojalá nuestros gobernantes, sepan ayudar. Deben de dejarse de quejarse, de hacer política destructiva y de ganar poder, y deben de ponerse del lado de los ciudadanos. Pues esa es la labor que le hemos encomendado a ellos, no el que se quieran anclar en el poder, sino el velar por nuestro bienestar. Dejándonos de tanta silla y destrucción de bienestar y más apoyo al pueblo. Ya basta de tener que escuchar que todo está mal, ¿acaso se creen que les hemos votado para que solo salgan en la tele y tener un buen sueldo Les hemos votado para que gobiernen en nuestra defensa, no para que nos hagan la vida imposible.
Por todo esto, para aquellos que no creen en el cuarto mundo, les digo que se asomen a su ciudad, que observen a su alrededor. Y verán que hay gente que realmente lo está pasando mal. Que luchando por los derechos de sus vecinos, ya están luchando por los suyos. Que no podemos quedarnos a mirar y esperar que se arreglen las cosas. Que debemos ser más exigentes con nuestros gobernantes y decir que ya basta de tanta verborrea y más acciones a la ayuda.
Y si mañana vemos alguien en la basura recogiendo comida, no hagan lo que yo... no piensen que no se puede hacer nada, pues aunque sea dos letras de reivindicación y de hacer reflexionar, aunque a uno de nuestros vecinos o vecinas sea, ya habremos hecho algo útil.
Francisco J. Cebrián Córdoba