Una nueva carta al director en la última revista oficial del Colegio de Médicos de Madrid vuelve a insistir en las ‘bondades' de la píldora del día después (PDD) y trata de recortar el derecho a la objeción de conciencia de los galenos.

Ya informamos el pasado mes de abril desde estas pantallas de la polémica desatada por la publicación en la revista oficial del Colegio de Médicos de Madrid de una tribuna firmada por dos ginecólogos colaboradores de la farmacéutica Bayer Schering Pharma (antes llamada Schering España) sobre la necesidad de recortar el derecho a la objeción de conciencia de los médicos en la dispensación de la PDD.

Aquella tribuna -y la polémica despertada por este diario- generó una cascada de cartas de protesta de médicos colegiados que obligó a intervenir a la Comisión Deontológica del Colegio para garantizar el derecho a la objeción de conciencia. Asunto arreglado.

Bien por la presidenta del Colegio de Médicos, Juliana Fariñas (presidencia@icomem.es).

O no. Porque resulta que en el último número de la revista (Nº 111. Septiembre-Octubre de 2007) regresa la polémica. Esta vez de la mano de la joven Alexandra Segura Fernández (Nº colegiada 56.390) en una ‘carta galena' titulada "El derecho de la paciente". La Dra. Segura pide que se informe de las alternativas a la paciente que solicita un "tratamiento" tal y como señala el dictamen de la Comisión Deontológica del Colegio. "No estamos eximidos de atender, escuchar, aconsejar y dar la información necesaria, sean cuales sean nuestras creencias o la religión dominante en nuestro país, que creo recordar es aconfesional".

Vamos a ver, Alexandra. ¿Hay algún médico objetor que ha dejado de "atender, escuchar, aconsejar y dar la información necesaria" a una mujer que le ha solicitado la PDD? Dígase, pero no existe. Y, por cierto, éste no es un asunto religioso, sino de ciencia y de respeto a la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios. Y objetan por algo que es relevante: puesto que la PDD puede ser abortiva y puesto que ellos han jurado -o prometido- dedicar sus esfuerzos vitales a la vida, la administración de la PDD resulta incompatible.

Más. La Dra. Segura continúa su ‘carta galena' con una historia de ‘Hospital Central'. Las chicas, dice, llegan al centro de planificación tras ser atendidas por el celador de los centros de salud y/o hospitales. Exagera, que algo queda. Miente y repite la mentira hasta que se convierta en una verdad. Y ahora viene la lanza sensiblera: "pensemos si estamos dispensando el mejor servicio y si estamos actuando como profesionales y como seres humanos comprometidos con el sufrir y las necesidades de nuestros semejantes". Dra. Segura, ¿es más ‘comprometido con el sufrir' el médico que dispensa la PDD a una adolescente fomentando una conducta promiscua e irresponsable y -quizás- acabando con una vida humana?

La colegiada Nº 56.390 reconoce que la PDD tiene contraindicaciones y precauciones que deben ser analizados "con criterio médico" como cualquier otro fármaco. El problema es que no es ‘cualquier otro fármaco'. Es más: no es un fármaco pues no cura ninguna enfermedad. Y en todo caso, los médicos objetores hacen uso de su "criterio médico". ¿Cuál es el problema?

Y por fin llegamos al dinero, la madre del cordero. Dice la Dra. Segura que le parece "muy grave" que se acuse a sus compañeros de "tener intereses comerciales". Y es que, recordemos, los médicos firmantes del primer artículo eran miembros de la Asociación de Planificación Familiar, que pertenece a la Federación de Planificación Familiar Española (FPFE) financiada por Bayer Schering Pharma y centros de realización de abortos. ¿Acaso no recuerda usted Dra. Segura que el Código Deontológico médico condena que el médico reciba comisión o retribución de la industria farmacéutica (Art. 40.5)? Y qué casualidad: precisamente la FPFE está financiada por Bayer Schering Pharma, la compañía especializada en la industria anticonceptiva, con presupuesto para sus relaciones públicas generen una cultura anticonceptiva a través de encuestas y ruedas de prensa que -por supuesto- financian ellos.

‘Batas blancas' financiados por la compañía avalan la tesis de la empresa farmacéutica de que hay que anticoncepcionar a la población femenina, a ser posible con sus productos. Eso en mi pueblo, se llama estrategia de publicidad. Y sí, por supuesto que los ‘galenos' de la Asociación de Planificación Familiar de Madrid, Martín Perpiñán y Béjar, tienen "interés comercial". Y los responsables de prensa del Colegio de Médicos de Madrid (prensa@iceomem.es), ¿hasta cuándo van a seguir colaborando con este "interés comercial"?

Luis Losada Pescador