Su gran argumento: Google concentra en Europa el 90% de las búsquedas
Curiosamente, lo que muchos consideran un espacio de libertad, libre de toda clase de censuras (al menos en Occidente), es para Cebrián una amenaza a la democracia porque se controla el poder desde lugares que desconocemos (será que si uno sabe quién le está engañando, se queda mucho más a gusto, aunque no sepa que le está engañando). En su opinión, Internet resulta un peligro: se desdibujan las antiguas vertebraciones de la democracia. Internet genera también concentración de poder.
Pensar que los grandes medios son los encargados de vertebrar a la sociedad, nos retrotrae a los tiempos en los que el liberalismo rechazaba la democracia en la medida en que no creía que el voto de un pobre pudiera valer lo mismo que el de un rico. Y eso es lo que está en el fondo de semejantes afirmaciones: una democracia es buena cuando los señores de los medios tienen su cuota de poder y, desde su oligopolio, controlan lo que piensa la sociedad, construyen la realidad y se benefician económicamente de ese control. Su mayor preocupación resulta ser que el 90% de las búsquedas en Europa se realicen a través de Google. Claro que Google no es en sí mismo un medio de comunicación y nadie obliga a usarlo. El problema es que Google facilita el acceso a blogs, portales y pequeños periódicos que nadie conocería y a los que entramos para buscar información en lugar de hacerlo en El País.
La democracia de Internet consiste en igualar a los grandes medios con los pequeños, a los tertulianos de cejas altas, a los periodistas con el marchamo del poder y a los políticamente incorrectos. Pero políticamente incorrectos de verdad, porque a Cebrián le gusta ponerse el traje de muchacho rebelde y decir que los periodistas siempre están contra el poder y que la influencia arbitraria y destructiva de los Gobiernos nos ha llevado a la actual situación. Aunque, a la hora de la verdad, los vetados son los medios de Internet y los que reciben concesiones para operar en TDT son los medios tradicionales, los de siempre.
Mariano Tomás
mariano@hispanidad.com
El consejero delegado de PRISA, Juan Luis Cebrián, es uno de esos periodistas que disfruta en su papel de viejo maestro que analiza el fenómeno de los medios. Este lunes le tocó impartir su cátedra ante el público convocado por Nueva Economía Forum. Cebrián dedicó los primeros minutos de su discurso a analizar el fenómeno mediático en el mundo, especialmente tras la aparición de Internet, que ha obligado a los grandes medios a intentar adaptarse. Al parecer, sin éxito, puesto que en España los periódicos tradicionales caen un 16% desde 2007, a pesar de las promociones y el reparto gratuito en universidades, hospitales y en algunas empresas.
Curiosamente, lo que muchos consideran un espacio de libertad, libre de toda clase de censuras (al menos en Occidente), es para Cebrián una amenaza a la democracia porque se controla el poder desde lugares que desconocemos (será que si uno sabe quién le está engañando, se queda mucho más a gusto, aunque no sepa que le está engañando). En su opinión, Internet resulta un peligro: se desdibujan las antiguas vertebraciones de la democracia. Internet genera también concentración de poder.
Pensar que los grandes medios son los encargados de vertebrar a la sociedad, nos retrotrae a los tiempos en los que el liberalismo rechazaba la democracia en la medida en que no creía que el voto de un pobre pudiera valer lo mismo que el de un rico. Y eso es lo que está en el fondo de semejantes afirmaciones: una democracia es buena cuando los señores de los medios tienen su cuota de poder y, desde su oligopolio, controlan lo que piensa la sociedad, construyen la realidad y se benefician económicamente de ese control. Su mayor preocupación resulta ser que el 90% de las búsquedas en Europa se realicen a través de Google. Claro que Google no es en sí mismo un medio de comunicación y nadie obliga a usarlo. El problema es que Google facilita el acceso a blogs, portales y pequeños periódicos que nadie conocería y a los que entramos para buscar información en lugar de hacerlo en El País.
La democracia de Internet consiste en igualar a los grandes medios con los pequeños, a los tertulianos de cejas altas, a los periodistas con el marchamo del poder y a los políticamente incorrectos. Pero políticamente incorrectos de verdad, porque a Cebrián le gusta ponerse el traje de muchacho rebelde y decir que los periodistas siempre están contra el poder y que la influencia arbitraria y destructiva de los Gobiernos nos ha llevado a la actual situación. Aunque, a la hora de la verdad, los vetados son los medios de Internet y los que reciben concesiones para operar en TDT son los medios tradicionales, los de siempre.
Mariano Tomás
mariano@hispanidad.com