En Berlín, Obama fue recibido como un héroe. Obama, en un estilo a lo Kennedy, cuando no a lo Castelar, habló de una nueva era donde se derribarían todos los muros que dividen a
la humanidad. El muro entre cristianos, judíos y musulmanes, el muro entre blancos y negros, entre Oriente y Occidente, entre pobres y ricos, etc, etc. En el lenguaje propio de la Carta de la Tierra y los documentos panteístas de Naciones Unidas, a Obama sólo le faltó hablar de la religión universal en su éxtasis de masas.
Todos los muros deben derribarse menos uno: Wall Street. No olvidemos que el poder económico norteamericano, no se fiaba del hombre de color y apostaba decididamente por el matrimonio Clinton. Hillary era de los suyos, muy devota, como su esposo, del dinero, pero los demócratas de a pie dieron la victoria a Obama y se rebelaron contra el aparato. Pero el Sistema no ha tardado en reaccionar y a adoptado a Obama quien, a su vez, ya ha dejado claro que los suyos son el derribo del muros religiosos raciales, etc, pero no los económicos. El casino bursátil mundial ha alcanzado en el nuevo siglo límites de especulación financiera jamás conocidos, la mayor burbuja de la historia, culpable directo de la actual crisis económica, cuya hondura y persistencia en el tiempo también pueden batir marcas, hasta constituir, no un ciclo regresivo más, sino el fin de los ciclos y con ellos del sistema capitalista.
En resumen, el senador por Chicago ha jurado fidelidad a Wall Street y Wall Street ha aceptado su juramento. Clinton queda en la reserva para el futuro y McCain no es más que el espejismo de alternancia para una sistema que antes que bicameral, es bipartidista.
No sólo eso. El Wall Street Journal, casi siempre aliado de los republicanos tampoco le hace ascos al icono del primer presidente negro, entre otras cosas porque lo considera inevitable (el poder norteamericano tiene poca confianza en el pueblo norteamericano), mientras la progresía yanqui, representado en New York Times-Washington Post, así como en las dos grandes ediciones del Herald Tribune, han cerrado filas con el hombre de color. El New York Times incluso ha cometido la descortesía de negarse a publicar un artículo de McCain sobre Iraq, porque considerarlo superficial.
En Europa, Rodríguez Zapatero también apoya con entusiasmo el capitalismo progresista de Barak Obama,el hombre que lucha por ser más abortista y más plutócrata que cualquier presidente de los Estados Unidos. Obama y ZP están llamados a entenderse, aunque a los demócratas les sigue pareciendo que la alianza de un estadista tan desprestigiado internacionalmente como Zapatero, con sus amistades peligrosa a cuesta, no sirve de mucho.
Y otro que busca subirse a la caravana Barak es el presidente del Santander, Emilio Botín, cuyo mayor objetivo es ser admitido en el selectísimo club de los grandes de Wall Street, el club de los elegidos.
Los asesores del banquero cántabro buscan un patrocinio para alguna actividad relacionada con el aspirante demócrata a la Presidencia de los Estados Unidos.
En definitiva, Obama es un 'bluf', que juega a crear una nueva era, una 'new age' tan viejo como el único muro que se niega a derribar y a quien reporta: la calleja de Wall Street. Es el triunfo del mundo WASP, esta vez con un presidente negro ,como demostración de que el Sistema sabe adaptarse a cualquier situación.