El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), el griego Lucas Papademus, ha defendido en la mañana del lunes 19 la coexistencia de incentivos positivos junto a las sanciones impuestas a los países que incumplan el Plan de Estabilidad Presupuestaria. De esta forma, se animaría a los estados a aprovechar los momentos de crecimiento económico para encarar con mayores garantías los estabilizadores automáticos propios de las épocas de ralentización de depresión económica.

 

De seguir con esta propuesta, España gozaría de una especie de "bonus" que le permitiría acometer con mayor colchón de endeudamiento las contingencias del futuro. Aunque Papademus no ha querido detallar en qué podría consistir este incentivo positivo, se ha felicitado por el buen desempeño de la economía española en términos de crecimiento, estabilidad y creación de empleo. "España es un ejemplo de que el PEP puede observarse incluso en tiempos difíciles", señaló. Las palabras de Papademus van más allá de la simple cortesía y ha criticado duramente a quienes no han cumplido con el plan cayendo en la tentación de pensar que los costes del desequilibrio presupuestario serían soportados por todos los socios de la UE. Por su parte el gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, se ha mostrado partidario de combinar disciplina fiscal con flexibilidad a lo largo del ciclo económico.

 

Por otra parte, el vicepresidente del BCE se mostró partidario de acometer mejoras estructurales en el mercado laboral que permitan cerrar la brecha que separa a la UE de EEUU en términos de renta per cápita y productividad. A su juicio, esta brecha no obedece a la diferente cultura de trabajo en una y otra parte del Atlántico, sino a la regulación del mercado de trabajo. Además, Papademus es partidario de que el BCE siga gozando de cierta dosis de discrecionalidad y juicio frente a las voces académicas que exigen criterios objetivos y medibles que establezcan las directrices de la política monetaria. También se ha reafirmado en el objetivo de controlar la inflación, establecido en el Consejo de Gobierno del BCE en 1998.

 

Por último, Caruana se ha felicitado por el éxito de la moneda única, cuya implantación, ha asegurado, no ha generado tensiones inflacionistas. Además, ha defendido la creación de un entorno "que impulse la inversión productiva y el dinamismo tecnológico, de forma que mejore la competitividad de la economía".