Si hemos de hacer caso al Servicio de Estudios del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) la economía iberoamericana crecerá un 4,5% en el presente año, es decir, más del doble que la europea y al mismo nivel, quizás un poco superior, a la norteamericana.
Lo más llamativo es que, a pesar del triunfo de destacados izquierdistas en los últimos procesos electorales, las cifras del BBVA muestran una Hispanoamérica tremendamente obediente a los principios del neoliberalismo, lo que ha dado en llamarse el consenso de Washington. Dicho de otra forma, el déficit público se sitúa por debajo del PIB, esto es, menor que en Europa. La inflación ha caído hasta el 5% y la balanza de pagos del subcontinente está en números negros, algo con lo que no puede soñar, por ejemplo, la economía española.
En definitiva, la economía iberoamericana va muy bien; otra cosa es que las economías de los iberoamericanos marchen igual de bien. El nivel de pobreza no en algunos, sino en la mayoría de los países, sigue manteniendo proporciones tercermundistas, y la bonanza de las cuentas públicas no se está empleando para crear un mínimo Estado del bienestar, especialmente, en educación y sanidad.