La apuesta de Caja Granada por financiar la investigación con embriones humanos es clara. El pasado 21 de noviembre firmó un acuerdo con la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía por el que financiaba con 220.000 euros el Centro de Embriones Humanos que se quiere instalar en Granada. 

Entonces Caja Granada actuaba de manera jurídicamente heterodoxa, ya que el Gobierno popular había anunciado que llevaría al Tribunal Constitucional la Ley andaluza de investigación embrionaria. Obviamente, la situación política ha cambiado, pero Caja Granada sigue apostando por ser la "pionera" en investigación con células madre embrionarias. Así se manifiesta desde Granada Digital, un medio electrónico financiado también por la entidad financiera granadina.

Granada Digital da voz al "investigador" Bernat Soria, que aboga para que el futuro programa estatal sobre células madre "incluya los esfuerzos realizados", hasta el momento, por la Junta de Andalucía. Desde los medios pseudoprogres se insiste en las "magníficas perspectivas" que se abren en España y advierten del riesgo de que se vean ensombrecidas "por una visión política simplista". Se olvidan estos progres de salón que las "magníficas perspectivas" de momento sólo han servido para que el contribuyente andaluz sufrague con más de 6 millones de euros los sueños investigadores de Soria, mientras que las investigaciones sobre células madre adultas están ofreciendo soluciones reales a los enfermos de diabetes y enfermedades neurodegenerativas.

Soria se ha convertido en el gran icono de la investigación basada en trocear seres humanos para mejorar la legítima calidad de vida de otros. Una "resurrección" del doctor Mengele en pleno siglo XXI para echarnos por tierra la teoría del progreso permanente. La realidad es que Bernat Soria es un investigador fracasado que no ha tenido reparo moral alguno en abrir procesos de investigación sobre embriones que sabe son humanos. Porque lo malo del investigador es que le resulta imposible sustraerse a la verdad de su inmoralidad.

En la balanza pone su juramento hipocrático y el "glamour" de la gloria y el dinero. Y, desgraciadamente, el mundo puede sobre la ciencia y la moral. Un mundo desordenado que aplaude la investigación con las personitas de manera similar a como lo hicieron los nazis. ¿Cómo es posible que en el siglo XX el mundo viviera algo como el genocidio nazi?, nos preguntamos muchos. El interrogante es ahora el mismo: ¿Cómo es posible que en el siglo XXI nos planteemos repetir la barbarie nazi en Granada?

La respuesta, desgraciadamente, es poco original: la caída de la naturaleza humana convierte a los seres más débiles en útiles de los seres más fuertes. Y eso no es progreso, sino degradación. Eso sí, degradación financiada con fondos públicos, aplauso del "respetable" y dinero de Caja Granada. ¿No es hora de pensar en retirar los depósitos de esta caja? ¿Mantendría usted negocios con las empresas nazis que esclavizaban a los judíos? ¿Por qué mantiene usted relaciones con una caja que castiga la dignidad humana hasta convertirla en material de investigación? 

 

Luis Losada Pescador