No es una sorpresa, ya que no se trata de un hecho aislado, pero lo que sí resulta novedoso es que un miembro del PP, Antonio González Terol (en la imagen), que en la actualidad ostenta la alcaldía de Boadilla del Monte se exprese sin tapujos sobre Dios y la fe en toda su dimensión cultural y cristiana.
La última muestra de su valentía -recordamos que ostenta un cargo público, elegido democráticamente por los boadillenses- tuvo lugar ayer domingo cuando Julio Rodrigo, el párroco de una de las iglesias del municipio, la de la Iglesia de San Cristóbal, la más antigua de Boadilla -data del siglo XVII-, celebraba sus bodas de plata sacerdotales, ceremonia que además contó con la inesperada presencia del obispo de Getafe, monseñor Joaquín López de Andújar.
Para clausurar el acto -tras las muestras de apoyo públicas al párroco por parte de amigos y familia- González Terol subió al ambón de la iglesia del Antiguo Convento y se refirió, tras felicitar al homenajeado, de la presencia de Dios y de su importancia en nuestros días.
Naturalmente, lo expresó de modo laudatorio, en una clara muestra de hombre con talante de fe. Y, como decíamos arriba, no es ésta la primera vez que González Terol no se avergüenza de su fe. Cuando se celebró la festividad de San Sebastián, indicó en el acto que nadie le frenaría en su defensa de la Iglesia Católica, y que estaba dispuesto, de ser perseguido, a recibir las mismas flechas que el mártir san Sebastián.
Resulta una brisa de aire fresco, en estos momentos neopaganoides que se hable de Dios, lo cual es bastante osado, y, más aún que se haga desde los púlpitos mediante voces distinguidas que no sean los sacerdotes.
De este modo, González Terol demuestra ser un hombre conciliador, de fe, independiente, con personalidad, que seguramente se convierte en uno de los políticos referentes en torno a expresar sus ideas en público sin complejos ni aspavientos.
Ojalá sea éste un punto de apoyo, o de partida, para que otros políticos expresen sus creencias, sin pensar las repercusiones que podrían tener sus palabras. ¡Animaos, valientes!
José Luis Panero
joseluis@hispanidad.com