No hace falta más que contemplar el gráfico que publicamos en nuestra anterior edición para concluir algo muy sencillo: la energía de los pobres es la energía nuclear, la que ofrece energía al mejor precio, la que no contribuye al calentamiento global y la que permite que todos los procesos industriales ganen en eficiencia y puedan venderse al consumidor a mejor precio.
La energía verde, por contra, sólo beneficia a los millonarios listos (por cierto, Florentino Pérez y su ACS, que se ha lanzado a la energía termo-solar no se ha viso beneficiado por los inversores) que viven de las subvenciones. ¡Qué caro resulta ser ecológico! ¡Y qué verdes y ecológicos son los ricos!
Hay otro coste no desdeñable de las muy verdes energías: el coste paisajístico, porque, el nuevo paisaje español viene marcando por una línea del horizonte coronada por los árboles de metal, molinillos, y por las centrales fotovoltaicas, bosques de plasma convertidos en verdaderos depredadores de la fertilidad del suelo.
Todo sea por el erario público; por la ecología, quería decir.
Eulogio López
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