Este sigue siendo hoy el discurso habitual en España. Por ejemplo, en la España política y, lo que es más relevante, en la España informativa. Rancio pero eficaz.
No se trata de defender el dogma sino de recordar que para un cristiano la razón es dogma de fe. Ha sido la Iglesia quien con mayor entusiasmo ha creído en la capacidad de la razón humana para distinguir lo cierto de lo falso. Y han sido los cristófobos, a lo largo de toda la historia, y principalmente hoy, quienes más han desconfiado de la razón, Por lo general, el cristófobo ama la duda… hasta que acaba por dudar de la propia duda. Comienza a dudar de su razón y acaba comportándose de forma absolutamente irracional.
Chesterton lo explica mejor que yo: "Los creyentes aceptan el milagro, con o sin razón, porque a ello les obligan las evidencias. El descreído niega el milagro, con o sin razón, porque a ello les obliga la doctrina que profesan".
Y remacha: "Sólo los cristianos aceptamos sencillamente las evidencias, mientras los racionalistas (gente poco razonable) os cerráis a ella porque así os lo impone vuestro credo" (vuestro dogma).
Mucho me temo que la confusión sobre el dogmatismo ha crecido de tal forma que aquí opera el paradigma de los creadores de opinión norteamericanos: "No digas aquello que la gente no está dispuesta a creer aunque sea cierto". Pero no por ello deja de ser cierto.
El agnóstico es el dogmático. Al cristiano, su dogma le impide el dogmatismo.
Eulogio López
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