Ha sido una de las películas europeas más premiadas del pasado año (ganadora de los 4 principales César de la Academia francesa, premiada en tres apartados en el Festival de Venecia y vencedora la categoría de mejor película del año y del premio de la crítica por la Academia de Cine Europeo) y la han definido como una revisión de la neorrealista El ladrón de bicicletas. Yo, que quieren que les diga, me quedo con la película clásica de Vittorio de Sica.
Slimane es un divorciado padre de familia (originario del norte de África) que se encuentra en una situación delicada cuando es despedido de su trabajo. Su futuro, así como el de parte de su familia, se presenta incierto y aunque algunos amigos le aconsejan que vuelva a su tierra natal, Slimane, alentado por la adolescente hija de su amante, decide abrir un restaurante especializado en Cuscús en un barco oxidado anclado en el puerto
Con claras influencias neorrealistas (de ahí su comparación con el clásico de De Sica) Cuscús retrata de forma muy natural la convivencia de una familia emigrante (totalmente asentada en Francia) que intenta ayudar a salir del paro al patriarca de la familia. A pesar de la separación del matrimonio, la familia es como una piña de ahí que existan grandes lazos entre todos los miembros e, incluso, con gente de su misma comunidad (en este caso africanos del norte). Pero, desde las primeras imágenes, intuimos que en Cuscus nos encontramos ante un perdedor que lo va a tener realmente difícil porque a su falta de recursos económicos, se unirá la exagerada burocracia y la inexperiencia para abordar un negocio Todo ello hace que el desarrollo de este drama resulte sociológicamente interesante pero poco emotivo y excesivamente largo en muchas secuencias (tiene una duración total de 151 minutos).
Del reparto, sobresale Hafsia Herzi que, a pesar de juventud, es uno de los pocos intérpretes de esta película que tiene experiencia en el mundo del cine y la televisión. Porque, la mayoría de los actores (incluido el hierático protagonista Habib Boufares) no son profesionales (una característica habitual en las películas neorrealistas italianas) y ésta constituye su primera aparición en la gran pantalla.
Para: Los que les gusten las películas realistas y pelín deprimentes