Sería apetecible que todos los hospitales públicos disfrutaran de los servicios de cuidados paliativos. No tiene sentido que, en lugar de regocijarse por la presencia de estas prestaciones en clínicas particulares, que reemplazan la escasez de lechos en las policlínicas públicas, se instale el acento en el peligro de la privatización.
El enigma consiste en que la mayoría de los sanatorios que proporcionan cuidados paliativos son de inspiración religiosa; San Rafael, San José, los Camilos... y otro más reciente; Laguna, de cuidados paliativos.
La doctrina católica no repudia emplear medicamentos que alivien el sufrimiento, aunque apresuren la expiración. Si existe una religión que se haya preocupado de aminorar el dolor de los enfermos, a lo largo de la historia, ha sido el cristianismo.
Clemente Ferrer Roselló
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