¿Qué ocurriría ahora si ZP no tuviera controlada la TV -alimento informativo de los menos informados- como ningún presidente lo ha tenido en toda la democracia? Pues que los 4 millones de parados, y subida prevista de la tasa de desempleo por encima del 20%, ya había provocado un estallido social. Estallido, digo, porque el aumento de la delincuencia -no por culpa de la inmigración, sino del paro- y de la miseria -no por causa del inmigrante, sino del desempleado-.
El Gobierno ZP no responde al reto con medias dirigidas a la creación de empleo sino a la subvención de los parados. Solbes, más sincero que su sucesora, Elena Salgado, aseguraba que se habían quedado sin capacidad de maniobra. Claro, pasaron de superávit a déficit público porque se empeñaron en que no había crisis para ganar las elecciones de 2008 y perdieron un tiempo precioso. Así, sin crear empleo, llegaron a los números rojos y se comieron el colchón.
Dicho esto... Insisto en que hay dos formas de salir de la crisis: a lo liberal o a lo socialista. La primera consiste en reducir impuestos y reducir gasto y prestaciones públicas. La segunda, en mantener los impuestos y aumentar la inversión pública. Esa sería la postura más lógica en un Gobierno del PSOE, pero no ha podido porque su afán por ganar las elecciones y minimizar la crisis, perdió un tiempo precioso.
En cualquier caso, el problema de ZP es que ha optado... por ninguna de las dos. Ha elegido esperar y ver a que la crisis que vino de fuera traiga soluciones venidas de fuera, mientras él mantiene los subsidios públicos para no perder el voto privado.
Soluciones:
A lo socialista, un plan de inversiones públicas -inversiones, no subsidios- aunque la deuda española vuelva a dispararse.
¿Reducir salarios? Imposible en España, un país de salarios bajos. O posible, pero muy injusto.
¿Reducir impuestos laborales? Sí, sin duda alguno, y cambiar cuotas por IVA, ahora que podemos entrar en deflación.
¿Flexibilizar los contratos? Es una medida psicológica, no económica. Un sólo contrato, indefinido, con una indemnización pactada por anticipado, puede resultar interesante. Se perdería el miedo a contratar trabajadores.
Que el Estado pague antes sus deudas con las empresas privadas aunque aumente su deuda.
Las inversiones públicas en infraestructuras, e incluso en empresas públicas, también dispararía el déficit fiscal, pero sería, al menos, un déficit productivo, amortizable.
¿La vicepresidenta Elena Salgado ha anunciado algo parecido a esto? No, se ha conformado con decir, como el secretario de Estado, la Seguridad Social, que espera una mejoría para el futuro próximo. Una burla.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com