Sr. Director:
Casi al tiempo que China celebraba sus 51 oros olímpicos presa de su imagen ante el mundo, perpetraba la detención de uno de los 40 obispos católicos fieles a Roma, todos ellos desaparecidos, arrestados o bajo vigilancia en la actualidad.

China no sólo teme la proliferación de webs disidentes del pensamiento único comunista sino que profesa un miedo irracional a la libertad religiosa.

La potestad del Papa queda desautorizada pero se rinde vasallaje a Mao, otro instrumento del terror rojo que enarboló en su haber millones de víctimas.

Esta es la verdadera cara del gigante asiático que no emerge en la prensa: China, esclava de la peor tiranía arrimada hoy al capitalismo salvaje, es enemiga de un Cristo que nada trajo al mundo sino bondad y reconciliación de Dios con el género humano.

Eva María Catalán

mariacatala6@gmail.com