Por cierto, que su sucesora, la socialista Magdalena Álvarez, ha anunciado, en la mañana del martes 27, que se iba a repensar alguna de las últimas decisiones de su Departamento. Entre ellas citó, y no es casualidad, el reparto de espacio en la ampliación del madrileño Aeropuerto de Barajas. Esta ha sido la última y más curiosa decisión de Cascos, que ha beneficiado al Grupo Marsans y ha perjudicado a Iberia.

 

Dos cuestiones. En primer lugar, Cascos es amigo reconocido de Gonzalo Pascual (vicepresidente de la CEOE) y de Gerardo Díaz (presidente de CEIM), los dos hombres fuertes de Marsans. En segundo lugar, Marsans está bajo la lupa del Gobierno argentino y de la nueva SEPI socialista por la privatización de Aerolíneas Argentinas, un verdadero chollo para ambos empresarios, que ahora mismo están en los tribunales en la Argentina y con las cuentas impugnadas por el Gobierno Kirchner.

 

Más. El presidente de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), José Eladio Seco, quien oficialmente tomó la decisión, no era uno de los favoritos de Cascos ni mantenía buenas relaciones con Marsans.

 

Ahora, todos vigilan si Cascos, una vez abandonada la vida política, trabajará para el Grupo Marsans o para alguno de los empresarios que controlan la patronal madrileña CEIM, como el insigne Fernando Fernández Tapias. En ese caso, más de uno va a investigar el reparto de Barajas. Además de la ministra, queremos decir.