Sra. De la Vega y Sr. Sevilla:
He leído, con natural sorpresa, los comentarios que Uds. han realizado respecto a las firmas recogidas por el Partido Popular para pedir un referéndum. Si Ud. Sra. De la Vega ha menospreciado el número de firmas, el Sr. Sevilla tilda de manipulados a los firmantes, ambas manifestaciones injustas, antidemocráticas, soberbias y torticeras.
Pues bien, Sra. Vicepresidenta y Sr. Ministro, yo soy uno de los firmantes y desde luego lo he hecho desde el conocimiento y la convicción, desde el análisis y el corazón del que se siente persona, con capacidad para discernir lo que debe o no hacer y en este caso debo defender la unidad de España. Yo sé que a Uds. los socialistas no les gusta mucho la libertad, y por tanto prefieren la masa, siempre manipulable, al individuo pensante que no se pliega tan fácilmente a los designios del poder. Pero es que, además, cuatro millones de firmas es el 10% de toda la población española, lo cual no es baladí, teniendo en cuenta que estampar una firma y un cif siempre es un acto que denota firmeza de convicción y no, precisamente, manipulación.
No es llevar a la masa en autobús y con bocadillo pagado, a jalear al líder de turno amparado en el montón, es la individualización objetiva, la decisión propia sobre el tema de que se trate. Nadie nos ha manipulado, bien sabemos que las firmas recogidas no pueden legalmente, forzar la convocatoria de un referéndum, pero si sabemos que un gobierno, cualquier gobierno, pero más uno que alardea de escuchar al pueblo no debe, ni puede, ignorar este clamor ciudadano. Si lo ignora está reconociendo una mentira más, otra actuación falsaria y, por tanto, queda deslegitimado en su afán de aparecer como dialogante.
Señora Vicepresidenta y Señor Ministro, harían muy bien es ser respetuosos con los firmantes, harían muy bien en escuchar sus respetuosas peticiones y harían muy bien en trasladar al Presidente del Gobierno la inquietud de una parte importante de la ciudadanía ante sus actuaciones políticas, llámense Estatuto de Cataluña, negociación con ETA o manipulación de la educación, pues esas actitudes de no escuchar no suelen tener buenos resultados para los no receptivos y mucho me temo, que a los ciudadanos de este país se nos está agotando la paciencia ante tanta descalificación, tanto menosprecio y tanto insulto hacia los discrepantes que lo único que hacemos es expresar nuestro libre derecho a decir NO NOS GUSTA EL GOBIERNO SOCIALISTA.
Juan Gómez Martín
carlorjus@hotmail.com