El presidente de ERC, Carod-Rovira, lo tiene muy claro. Se muestra ajeno a las discusiones bizantinas sobre la consideración de Cataluña como comunidad histórica. Lo que quiere son pesetas en su equivalencia en euros. Quiere que Cataluña sea "prioritaria" en los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Eso es solidaridad. "Estando yo caliente, ríase la gente".

El líder republicano afirma que Cataluña ha estado alejada de las inversiones en infraestructuras y que debe de recuperarse el tiempo perdido. Esconde la realidad del importante incremento de fondos realizado por el Ministerio de Fomento en los últimos años. La principal razón es el AVE. Pero el tren de alta velocidad, también es infraestructura. ¿O no?

Además, tal y como informamos en estas mismas pantallas, Cataluña ha resultado claramente beneficiada en el reparto de fondos públicos para formación continua: ha recibido un 22,5% más que Andalucía, una comunidad más grande y con un problema de desempleo muy superior. Pero ERC, como el resto de los nacionalismos, se justifica en la reclamación permanente. "Las CCAA deben buscar un remedio a sus problemas diferente al Estado", señalaba Solbes a la salida del último Consejo de Política Fiscal y Financiera. No se trataba de una declaración de principios, sino de la apertura de la caja del Estado, que se encuentra más que vacía.

Pero Carod es un tipo imaginativo. Y se le ha ocurrido que el dinero de las mutuas del trabajo podría financiar el déficit sanitario catalán. Una ocurrencia como otra cualquiera, porque sabe que las mutuas colaboran con la Seguridad Social de naturaleza intrínsecamente estatal. Contra el vicio de pedir, está la virtud de no dar.