Camp de Tarragona. Así se llama la estación de ferrocarril, moderna y bien acondicionada, de Tarragona. Está situado en medio de la nada y ha habido que hacer una carretera para llegar hasta ella, además de congestionar la vieja calzada Tarragona-Lleida.

Camp de Tarragona está ubicada a unos 12 kilómetros de Tarragona capital y a unos 15, más o menos de Reus. Esto supone que los gastos de coger el tren en Tarragona para un viaje de media o larga distancia se multiplican en tiempo y en dinero.

Y ustedes se preguntarán: ¿por qué? Lo lógico es que una estación de alta velocidad se hubiera ubicado en la capital de la provincia, modernizando la tradicional y que diera servicio a todo tipo de trenes.

Pues no se ha puesto en un bosque, casi equidistante entre las dos poblaciones más importantes, más que nada para que ni tarraconenses ni reusinos, que son muy suyos, como bien sabe el señor Forges, no podían tolerar que se primara a una localidad sobre otra.

Y este, en pocas palabras, es el problema de España, un país que sólo tiene un enemigo, un adversario, un competidor: el vecino, sea local, autonómico, ideológico o futbolístico.

Eulogio López

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