Lo cuenta El Confidencial Digital, de José Apezarena: buques de guerra rusos (en la imagen) tienen entrada en Ceuta para repostar, reparar y reposar. Lo cual no le agrada nada, lo que se dice nada, a don David Cameron, primer ministro británico. Porque claro, a los ingleses les encanta utilizar la base de Gibraltar para hacer lo propio con sus Royal Navy, especialmente con sus submarinos nucleares. Y así, los llanitos pueden permitirse el lujo de seguir amedrentando a los españoles, que no poseemos una escuadra con potencial nuclear, como la británica.

Cada vez que la Royal pasa por Gibraltar el muy principal ministro de Gibraltar, el tal Picardo, aprovecha para hacer exhibiciones de fuerza, acosar a pescadores españoles y patrulleras de la Guardia Civil y otros abusos.

Ceuta no queda a la vuelta de la esquina, pero la presencia de la flota rusa, mucho más potente que la británica, preocupa a Cameron. El 'premier' británico ha acudido a Papá grande, es decir, a Washington, para que presione al Gobierno español y no permita a las naves rusas que recalen en la plaza española del norte de África.

El episodio recuerda, además, lo que ya hemos adelantado en Hispanidad: la buena relación entre SM el Rey y Vladimir Putin ha llevado a negociar un acuerdo por el que metaneros rusos trajeran gas licuado para regasificar en plantas españolas y, de paso, que se repararan en astilleros españoles.

A mí no me parece mal que responder a la chulería británica utilizando los buques rusos para dar trabajo a Ceuta. Eso sí, me parecería mejor cerrar la verja y aislar a los gibraltareños por tierra, al tiempo que impugnar el espacio aéreo. Bruselas se nos echaría encima, pero sería la oportunidad para que Bruselas se tomará el asunto de Gibraltar en serio. Y es el único lenguaje que entienden los súbditos de su Graciosa Majestad.

Eulogio López

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