Durante la presentación de los resultados del SCH correspondientes al ejercicio 2003, Emilio Botín insistió en que las fusiones intereuropeas "no añaden valor para el accionista", y ya puestos dejó bien claro que no pensaba comenzar operación alguna de este tipo. Y decimos insistimos, porque ya lo había puesto por escrito en un artículo publicado en la edición de Financial Times Deutscheland. Pero hay que recordar que apenas dos meses antes de su fusión con BCH, el propio Botín advertía que las fusiones tenían un coste excesivo.
Y en ambos casos tenía razón, y en ninguno mentía. En verdad, don Botín no cree en las fusiones, pero sí en las absorciones. Don Emilio no cree que las fusiones otorguen valor al accionista, pero las absorciones sí que ofrecen valor al accionista de referencia, es decir, a él mismo.
Por eso, Emilio Botín sí está buscando, y casi desesperadamente, una compra en Europa. Para ser exactos, lo que quiere es hacerse con el San Paolo IMI, del que ya posee un 8%. Y con permiso del Banco de Italia para alcanzar el 10%.
Es más, Botín está especialmente ilusionado con el San Paolo tras lo que aparenta una ruptura entre Unicrédito y San Paolo IMI, las dos entidades italianas que parecía iban a matrimoniar. En cualquier caso, y por el momento, Botín se ha olvidado de Francia, Alemania o Gran Bretaña. Lo que busca es un banco en Italia: comprar un banco, que no fusionarse con él.