Fernando Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona (en la imagen), que acaba de ser elevado por el Papa Francisco a la categoría de cardenal, es un homófobo, según la prensa progre. ¡Pero qué me dices! ¿Acaso no era la mano derecha del progresista cardenal Enrique Tarancón
Lo malo de la progresía es que es muy frívola, atribuye etiquetas sin pensar mucho en ellas. Y claro, luego se lleva cada susto…
¿Que ha dicho Sebastián Pues palabras llenas de sentido, que seguramente serán condenadas por el PSOE y el PP. Reducidas al titular La homosexualidad es una deficiencia, ya tenemos la campaña preparada.
Veamos lo que realmente ha dicho Sebastián: "la homosexualidad es una manera deficiente de manifestar la sexualidad, porque esta tiene una estructura y un fin, que es el de la procreación". Hasta aquí nos movemos en el terreno de la tautología de la evidencia, de lo obvio... que es lo que niega el homosexualismo. Conclusión kantiana: si todos fuéramos homosexuales la raza humana desaparecería de la faz de la tierra.
Pero, además, Sebastián habla con claridad y con caridad: "Señalar a un homosexual una deficiencia no es una ofensa, es una ayuda". Y concluye: "Cuando una persona tiene un defecto el buen amigo es el que se lo dice".
Además, en Hispanidad -por eso nos llaman homófobos, siempre hemos dicho que la homosexualidad no es una enfermedad, es una inmoralidad. La sexualidad de la única raza racional que existe sobre el planeta no puede consistir en introducir el pene en el ano, ¿verdad que no Pero esta obviedad es lo que niega el lobby homosexual.
Y hasta la naturaleza se solivianta: la homosexualidad puede no ser una enfermedad (aunque la maldad siempre produce patologías) pero las produce. ¿O es que ya nos hemos olvidado de la relación entre homosexualidad y sida
Ya ha surgido una socialista, María Gómez, quien afirma que esas palabras de Sebastián son retrógradas, insultantes y anticonstitucionales". Respecto al calificativo de "insultantes" ya argumenta don Fernando que no tienen nada.
Lo de retrógrado lo dejamos a beneficio de inventario con un recordatorio a Chesterton: "Siempre que alguien me advierte 'pero cómo puede usted decir eso en pleno siglo XX', siento ganas de responderle: 'pero cómo puede usted decir eso en pleno martes por la tarde'". En efecto, nada tiene que ver con el momento en el que se diga sino con la fiabilidad de la tesis. Ahora bien, lo que ya me ha llegado al alma ha sido lo de anticonstitucional. Al parecer, anticonstitucional les todo aquello que no me gusta. Para que luego se queje Rajoy de que el PSOE no le apoya frente al secesionismo catalán.
Don Fernando, bienvenido al club de homófobos. A fin de cuentas, Hispanidad es acusada de homofobia por el lobby gay, todo depende de cómo definas la homofobia. Si se trata de odio al gay evidentemente no somos homófobos, ni lo es el cardenal Sebastián que tiende una mano al homosexual. Ahora bien, si por homofobia se refieren a aversión a la homosexualidad, entonces lo reconozco: soy homófobo. Porque eso sería tanto como asegurar que luchar contra la pobreza es luchar contra los pobres o que luchar contra la enfermedad es luchar contra los enfermos. Y va a ser que no.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com