Porque claro, ¿qué es lo que dijo el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Pla, sobre el aborto y la homosexualidad para haber provocado tantos insultos hacia su persona y que hasta en RTVE, por donde se emitió la homilía, intente censurar al susodicho obispo?
Pues acerca del aborto dijo esto: "una jovencita o una mujer que está embarazada y que lleva una preocupación enorme por las razones que sean es seducida y tentada para abortar. Cuando sale de la clínica sale destruida, porque ha destruido una vida inocente y se ha destruido a sí misma".
¿Es grave? Yo diría que es un resumen excesivamente respetuoso para definir un asesinato, el del propio hijo.
Homosexualidad: "Quisiera decir una palabra a aquellas personas que hoy, llevadas por tantas ideologías, acaban por no orientar bien lo que es la sexualidad humana y piensan, ya desde niños, que tienen atracción hacia las parejas del mismo sexo... y para comprobarlo se corrompen o prostituyen, o van a club de hombres". ¿Es grave? ¿Acaso millones de padres no piensan en ese peligro para sus hijos que oyen una y otra vez lo de la libre opción sexual y tiemblan ante el infierno en el que pueden caer sus hijos adolescentes en un periodo en el que están formando su personalidad?
Reig no ha hecho más que recordar la doctrina de la Iglesia y el sentido común. Pero claro, lo que les fastidia es que, en cumplimiento de los acuerdos Iglesia y Estado, lo haya dicho durante una eucaristía retransmitida por televisión pública en cumplimiento de los acuerdos entre el Estado y las distintas confesiones religiosas. Es decir, que lo que se pretende es censurar a los católicos, ni más ni menos. Los cristianos no sólo tenemos el deber de respetar a los homosexuales sino también el de ayudarles. El cristiano respeta al homosexual, porque es hijo de Dios, no a la homosexualidad, que es una barbaridad asfixiante.
Bien por monseñor Reig. Ha dicho lo que tenía que decir.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com