En todas las épocas y a través de los tiempos, la historia nos refresca la memoria, el relativismo existió siempre, pero hay que dar con la palabra oportuna para saber si merece la pena aceptarlo.
No intento buscar la filosofía de grandes tratados, me interesa lo actual, lo que afecta a nuestros días, lo que puede deformar y los estragos que ya está haciendo.
Esta sociedad, por no complicarse la vida, va aceptando lo rechazable y confunde el libre pensamiento, con las debilidades de los demás y lo hace propio.
Tampoco es la aspiración de una gran mayoría, existe otro mundo, que camina firme con otros criterios bien madurados. Pero si se acepta que todo es relativo, también se puede negar con descarado afán que dentro del caminar del día a día exista el bien y el mal.
El hombre en su libertad puede buscar el camino que ha de seguir, en él se encontrará ante temores y dificultades, pero, si analiza y confronta los errores, puede desviarse de ese camino que iría aceptando por simple rutina.
La libertad a veces es presa de mala información, puede estar condicionada por ataques continuos, que bombardean los propios criterios, negando a veces la propia razón.
El hombre no es el animal de buenas o malas costumbres, no. Es un ser superior, creado por Dios, no es algo, es alguien. Está llamado a pensar, a ahondar en su interior, profundizar y dar sentido a su vida, ahí encontrará cuantas preguntas nos hacemos de continuo.
Las dificultades y los temores, se convertirán en horizontes amplios que iluminarán tantas vidas.
Inés Robledo Aguirre