• Nuevo golpe de efecto del grupo radical La Cámpora: prohíbe exportar e importar a YPF.
  • Ello conlleva la amenaza de no repatriar dividendo, aunque no se atreve con la nacionalización.
  • El problema es ¿quién invertirá en Vaca Muerta 28.000 millones de dólares?

Argentina es uno de los países con más recursos naturales del mundo. Ocho años atrás se liberó de la deuda financiera que le ahogaba -mérito de Néstor Kirchner, sin duda- y comenzó una fase de crecimiento, su economía ha crecido con fuerza durante esa etapa pero el problema sigue siendo el mismo de antaño: una clase dirigente corrupta que ahoga cualquier distribución mínimamente justa de la riqueza y que ahoga a la clase media, tanto rural como urbana, que ha creado la riqueza obtenida. Se acaba la era de las vacas gordas y la clase dirigente vuelve a las andadas.

En Argentina no manda la presidenta Cristina Fernández, sino su hijo Máximo (en la imagen) conocido en el país como Mínimo Kirchner. Es él quien dirige el país en la sombra, rodeado de un grupo de radicales de carácter un tanto autodestructivo, herederos del montonerismo argentino.

Ante la nueva crisis que se avecina, Máximo Kirchner se ha envuelto en el nacionalismo económico y ha puesto su mirada en YPF, donde la petrolera española tiene la mayoría. Durante la reciente visita del presidente de Repsol a la Argentina, Antonio Brufau dejó claro que se compromete a explotar la nueva riqueza petrolífera, especialmente el yacimiento de Vaca Muerta si se le ofrece seguridad jurídica. Una inversión que podría elevarse a 28.000 millones de dólares que Repsol se compromete afrontar junto a otros socios industriales.

Pero para que madure esa inversión se necesita tiempo, y Máximo Kirchner no está dispuesto a concederlo. Nacionalizar YPF les metería directamente en los tribunales internacionales pero, sobre todo, provocaría dos fenómenos: Vaca Muerta quedaría sin explotar y, además, la inversión extranjera en el país se resentiría.

Por tanto, se ha quedado en un punto medio: amenaza con prohibir las exportaciones e importaciones de YPF, una manera de estrangular la inversión de Repsol y estrangular a los argentinos, todo a un tiempo.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com