La verdad es que no sé para qué me preocupo porque como este hombre, José Luis Rodríguez Zapatero, tiene un gafe enorme, lo más seguro es que sus propuestas no surtirán efecto. España, está claro, necesita otro jefe de la oposición. Ni listo ni tonto, ni honrado ni corrupto: simplemente, que no sea un cenizo.
Porque es el PSOE quien, tras fracasar en la idea económica, en la patriótica, en la de la corrupción, en la de la Guerra de Iraq, en el Prestige, en el Tripartito, en la vivienda, en la precarización del empleo, es decir, tras desaprovechar todos los fiascos del Partido Popular, ahora ha decidido que la educación es el talismán que les permitirá derrotar a un experto tecnócrata, y a una experimentada tecnocracia, que no otra cosa son Mariano Rajoy y el Partido Popular.
Naturalmente, hablando del PSOE de Zapatero, las meninges sólo les han dado, no lo adivinarían nunca, para exigir que la religión deje de ser asignatura en los colegios. De paso, y siguiendo el mandamiento progresista, que reduce toda discusión ideológica al "abajo los curas, y arriba las faldas", Zapatero ha vuelto a cargar contra los obispos por relacionar el 'despendole' sexual (los obispos no lo explican así, palabra) con la crisis familiar y también con la violencia de género. Por cierto, parece una casualidad, no digo que interesada, que en el mismo momento en que comienza la Internacional Socialista de mujeres, dedicada a la violencia de género, y con la presencia del político gafe, cuyo nombre no conviene mencionar demasiado, todos los medios informativos se recrean en los últimos y espeluznantes casos de la llamada violencia doméstica.
Pero volvamos a la educación, no queremos catequesis, queremos instrucción, conocimientos técnicos, muchas matemáticas. Es decir, seguro que se hará cualquier cosa menos esa, porque es Zapatero quien la propone. Se admiten apuestas. Es igual, habrá que insistir en ello, no vaya a ser que Mariano Rajoy considere que la educación religiosa no da para más.
A ver, ¿por qué en una sociedad que algunos tildan de post-cristiana, donde la práctica religiosa no marcha del todo mal, pero lo que es la teoría..., son inmensa mayoría los padres que piden educación católica para sus hijos? A lo mejor es porque un sexto sentido les advierte de que algo debe tener el agua cuando lo bendicen y el vino cuando lo consagran.
Porque claro, Juan Español está dispuesto a asentir cuando un socialista, un popular o un nacionalista les comenta que la catequesis hay que ofrecerla en la parroquia (¡ojalá, hijo, ojalá!) y que en la escuela se deben impartir asignaturas no "teledirigidas". Ahora bien, esto es como esos progresistas que llevan a sus hijos a colegios católicos, no vaya a ser que los rancios curas tengan razón con su homilía secular.
Para entendernos, de la mismo manera que no existe la objetividad periodística, tampoco existe la asepsia pedagógica. En otras palabras, si no educas a tu hijo en la fe, no le estás educando en la objetividad, le estás educando en el relativismo. Ya lo decía Chesterton, sólo existen dos tipos de personas: los dogmáticos que saben que lo son y los dogmáticos que no saben que lo son. Y también decía: cuando no se cree en Dios, se puede creer en cualquier cosa.
Y así es: no hay ideario más dogmático que la total ausencia de ideario. No hay ideología más castrante que la ausencia de ideología. No hay mentira más paralizante que negar la posibilidad de que exista la verdad (o negar la posibilidad de encontrarla, que viene a ser lo mismo).
Algo que cuesta introducir en muchas cabezas modernas es que el hombre es libre, sí, pero nunca será independiente. Es imposible. El hombre siempre será dependiente de sus convicciones o esclavo de su ausencia de convicciones. Nadie es independiente (salvo El País que es independiente de la mañana, aunque existen dudas sobre su autonomía respecto a la tarde y la noche), porque nadie pueda dar razón de su existencia.
Lo que traducido a la necesidad de una educación en valores (hay que reconocer que desde que a las virtudes les llamamos valores, y a Dios, creencias personales, podemos decir que todos nos hemos vuelto mucho más dialogantes y muchísimo más idiotas), podría resumirse así: antes de elegir entre el bien y el mal, conviene saber cuál es cuál.
Eulogio López